No es esa mi
intención. Yo solo quiero darte un mensaje, algo que está ocurriendo y que mi
amigo el cerebro me trasmite, ¿por qué a él si le haces caso, pero a mí no? Si
él es mucho más brusco cuando te dice las cosas, aunque también es más claro
que yo… Y eso puede ser porque no estés acostumbrada a escucharme… Generalmente,
cuando yo te trasmito algún mensaje me
ignoras y claro eso queda por ahí… navegando en tu cuerpo. Hay algo que me
enseñaron y que hoy quiero contarte:
Imagina tu
cuerpo como un recipiente que contiene multitud de emociones pues es algo que
está ahí desde que nacemos, es una reacción psicofisiológica y muy primaria, es
algo innato y con mucha intensidad. Pues todas ellas se van almacenando en ese recipiente
(cuerpo) a lo largo de nuestra vida, pero no olvides que nuestra vida continúa
así que continuamos introduciendo emociones en él. Y en vez de escuchar su
mensaje y que puedan disolverse integrándose en el cuerpo, seguimos
almacenándolas hasta que llega un punto donde comenzamos a inquietarnos porque
nos sentimos “desbordados”… Normal… Todas juntas quieren salir después de mucho
tiempo ocultas y ahí es donde empieza un vaivén que hace que nos tambaleemos.
Si me escucharas y pudieras gestionarme un poquito no saldría con tanta fuerza.
Pero… también sé que nunca nadie te ha enseñado a escucharme. Se me ocurre una
cosa ¿qué te parece si te enseño a escucharme, saber qué me pasa y poder
regularlo e integrarlo?
Depende de ti…
Yo estaré aquí dentro de dos semanas para empezar este gran camino con quienes
queráis acompañarme.
Gracias por
empezar a escucharme. ¡¡Un abrazo grande!!
Firmado: Tu
emoción
Comentarios
Publicar un comentario